He construido una cabaña de paja en la que no hay nada de valor. Después de comer me echo la siesta. Cuando acabé la cabaña apareció la mala hierba. Ahora ha crecido y lo cubre todo. El hombre de la ermita sin interior ni exterior, vive en ella apaciblemente. No quiere vivir donde vive la gente ordinaria. No le gusta lo que le gusta a la gente ordinaria. Aunque la choza sea pequeña, contiene el universo entero. En unos pocos metros cuadrados un viejo ilumina las formas y su esencia. Bodhisatva del Gran Vehículo tiene una fe absoluta, sin embargo, la gente común duda sin poder impedirlo. ¿Perecerá o no perecerá esta cabaña? Perecedera o no ahí está presente el maestro original. No reside ni al norte ni al sur ni al este ni al oeste. Enraizado en la perseverancia no puede ser sobrepasado. Una montaña iluminada bajo los pinos verdes no se puede comparar ni a los palacios de jade ni a las torres bermejas. Sentado, con la cabeza cubierta, todo en él reposa, de esta forma, este viejo monje d
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