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San Do Kai. Armonía entre diferencia e igualdad


El espíritu del gran sabio de la India se ha transmitido
íntimamente del Este al Oeste.
Las personas pueden ser brillantes o mediocres,
pero los ancestros de la Vía no son del norte, ni del sur.
La fuente espiritual brilla en la luz del día,
las ramificaciones pantanosas se adentran en la oscuridad.

Aferrarse a los fenómenos es vivir en la ilusión.
Pero pensar que todo es igual,
no es el verdadero despertar.
Los objetos de los sentidos se relacionan entre sí, o no se relacionan.
Si se relacionan entre sí, los unimos;
si no se relacionan, cada uno se queda en su sitio.
Lo que vemos, varía en forma y calidad;
los sonidos pueden ser agradables o molestos.
La oscuridad mezcla lo que es puro y lo impuro;
La luz distingue lo que es puro de lo impuro.
Los cuatro elementos regresan a su naturaleza,
como un niño vuelve siempre a su madre.
El fuego calienta, el viento se mueve,
el agua moja, la tierra es sólida.
Ojo y visión, orejas y sonidos,
nariz y olor, lengua y gusto;
Las hojas crecen según
las raíces que tienen.
El tronco y las ramas comparten
la misma esencia,
noble y vulgar no son más que palabras.

En la luz hay oscuridad,
pero no la general por oscuridad.
En la oscuridad está la luz,
pero no la vea como luz.
Luz y oscuridad
se oponen entre sí,
como el pie de delante y
el pie trasero cuando caminamos.
Cada cosa tiene su mérito;
su lugar y su función.
Fenómenos y existencia,
encajan como tapadera y recipiente.
Como la flecha y la lanza.

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